No es suficiente creer con todo su intelecto, con todo su razonamiento, sino que es necesario creer con todo el corazón para ser salvo. Y esa es la única manera para ser salvo. Ese es el mensaje que usted como hijo de Dios debe compartir con cada persona con la que usted hable, y no permitir que alguien venga y altere el evangelio de la salvación.